Vivimos una economía en tiempos de incertidumbre. A principios de 2022, la evolución de las principales variables macroeconómicas permitía hablar de recuperación. Teníamos a nuestro favor la remisión de la pandemia, los esfuerzos de vacunación, unas políticas económicas expansivas y unas condiciones financieras favorables. Si bien, vinieron curvas. Lo peor, ...
Vivimos una economía en tiempos de incertidumbre. A principios de 2022, la evolución de las principales variables macroeconómicas permitía hablar de recuperación. Teníamos a nuestro favor la remisión de la pandemia, los esfuerzos de vacunación, unas políticas económicas expansivas y unas condiciones financieras favorables. Si bien, vinieron curvas. Lo peor, la guerra de Ucrania. Las presiones inflacionistas alimentadas por el aumento de los precios energéticos y de otras materias primas se antepusieron a la recuperación de la demanda en general.
Tal y como describe el `Informe anual de mercado Climatización y HVAC´, las señales de desestabilización que iban creciendo a comienzos del año se fueron moderando a lo largo de los meses. Tras llegar a máximos de hasta el 10,8% en julio, el IPC se contuvo al final del año, cayendo al 5,7%, debido, en gran parte, a la bajada de precios de la energía (electricidad, carburantes). El PIB creciente del primer y segundo trimestre de 2022 se redujo ligeramente en la segunda mitad del año, acabando en un 5,5%. En el lado positivo de la balanza estuvieron la reactivación económica tras la pandemia, así como los fondos europeos Next Generation de recuperación, que contrarrestaron parcialmente la incertidumbre e impulsaron la demanda. En el año anterior, la tecnología y los electrodomésticos, grandes y pequeños, cumplieron una función imprescindible. Siguieron llenando de vida los hogares, haciendo el día a día más fácil, confortable, permitiéndonos optimizar el tiempo, disfrutar y potenciar nuestro ocio, mejorar nuestras comunicaciones y nuestra conectividad, con los demás y con el mundo entero, supliendo nuestras carencias y convirtiéndose en imprescindibles. El híper sector Electrohogar volvió a crecer, aunque a un ritmo menor. En 2022, vimos cómo descendía un ligero 0,3%, bajando a 10.294 millones de euros. Sigue siendo una muy buena cifra, mejor que la del período comprendido entre 2012 y 2021. Hay que ir a 2011 para encontrar una cifra superior a la de 2022. Habrá que prestar mucha atención a lo que suceda en 2023. Como suele ser habitual, la evolución no fue la misma para todas las categorías. De nuevo, la Línea Blanca fue la salvadora de los resultados. Obtuvo un crecimiento del 2,3%, hasta alcanzar los 2.061 millones de euros. Siempre recordamos que los sectores tradicionales son totalmente imprescindibles para el consumidor en momentos de crisis frente a los tecnológicos, que suelen verse mermados. Subsectores cuya marcha fue positiva fueron el aire acondicionado doméstico (24,1%), la fotografía digital (5,8%), el PAE (4%) y los videojuegos (2%). Los de marcha negativa fueron la informática doméstica (-9,6%), la calefacción eléctrica (-7,1%), la Línea Marrón (-5,1%), las telecomunicaciones domésticas (-2,2%) y el menaje (-1,5%). La informática doméstica está en descenso desde 2019, al igual que la Línea Marrón. Quizá el consumidor ya haya equipado su hogar de la manera más confortable, práctica y agradable posible, mientras pasaba más tiempo en casa, durante la pandemia y el teletrabajo, una corriente que ha perdido algo de fuelle.
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