El mercado español del PAE ha cerrado 2022 con un crecimiento del 4% con respecto a 2021, pasando de los 1.250 a los 1.300 millones de euros facturados. Un incremento que también se ha visto reflejado en sus ventas, ya que el número de unidades vendidas se ha situado hasta los 41,5 millones. Sin embargo, no todas las categorías de producto se han beneficiado de estos buenos resultados. De lo que no hay duda es de que las freidoras de aire siguen dominando el baile y no existe ningún dispositivo a su alrededor que le pise los talones. Se convierten en las reinas indiscutibles al anotar crecimientos tanto en unidades vendidas (93%) como en valor (147%), y su precio ha seguido el mismo camino al ascender casi un 30%. Parece que este producto es un reclamo para los más jóvenes, ya que los pertenecientes a la generación Z (los nacidos entre 1994 y 2010) han adquirido un 29% más de freidoras de este tipo que el resto de los grupos, según el estudio `El consumo de los Z a los Millennials & Boomers´ llevado a cabo por la consultora Kantar. Pero este cambio entre grupos generacionales no sólo se ve reflejado en la forma de comportarse, al estar dispuestos a abrirse a nuevas experiencias, como puede ser pedir comida a domicilio o consumir un determinado producto que está de moda (sushi, guacamole, etc.), sino también a la hora de hacer la compra, en los alimentos que adquieren, en lo que están dispuestos a pagar por ellos, la forma en que cocinan y el tiempo que disponen para su ejecución. Por ejemplo, el público senior prioriza los productos frescos y los platos tradicionales, frente a otros que ya vienen envasados o están procesados. En cambio, los pertenecientes a la generación Z "consumen un 16% más de proteína vegetal en comparación al resto de la población", expone la investigación. A su vez, el comparador de precios idealo.es ha sido testigo del repunte de las airfryers, las cuales han visto incrementada su demanda un 157% en 2022 y su precio un 11% desde enero del año anterior.

Si las comparamos con una freidora tradicional, aunque en apariencia podamos pensar que sirven para la mismo, en realidad no es así, ya que las de aire podrían ser entendidas como un horno de sobremesa en el que "una resistencia genera calor y un ventilador lo distribuye por el interior", mientras que en el otro caso "el alimento se calienta por convención", según señalan desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). En su análisis comparativo estudian la cantidad de grasa que se genera después de haber freído un comestible como las patatas o el pollo sin empanar. Así, con una freidora al uso el contenido graso que se produce llega el 6,2 y al 3,8%, respectivamente, mientras que con una de aire estos valores se rebajan un 1,9 y un 2,9% en cada caso, por lo que ya tendríamos una clara ganadora.Y este mismo patrón se podría trasladar al ahorro por consumo energético, donde tras dos horas de uso a la semana se produciría "un gasto de 1,8 euros al mes". Si se coteja este dato con el obtenido con otros electrodomésticos, este iría in crescendo hasta los "2,8 en el horno tradicional, 3,2 en la freidora de aceite y más de 4 euros en la placa de inducción", apuntan desde la organización.

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