En los últimos años, el sector de la climatización ha estado sometido a continuas tensiones. Las principales son las crisis de los precios de la energía derivadas de la guerra en Ucrania, los ...
En los últimos años, el sector de la climatización ha estado sometido a continuas tensiones. Las principales son las crisis de los precios de la energía derivadas de la guerra en Ucrania, los cambios impulsados por el Banco Central Europeo o la reapertura de China tras dar por finalizada su política de Covid 0. Todas ellas minan la capacidad de ahorro de los consumidores, que se han vuelto más cautos a la hora de invertir en equipos de climatización.
Paralelamente, seguimos inmersos en la emergencia climática. Para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC, tal como dicta el Acuerdo de París, es necesario que nuestros edificios sean cero emisiones. No olvidemos que, en Europa, los inmuebles suponen el 40% del consumo energético y el 36% de las emisiones GEI, o que el 80% de la energía que consumen las viviendas corresponde a la calefacción, el aire acondicionado y el agua caliente sanitaria (ACS). Lograr estos retos pasa por invertir en soluciones de climatización ecoeficientes que nos permitan desvincularnos de los combustibles fósiles para cumplir con los objetivos de la UE –reducir las emisiones de CO2 en un 55% para 2030–, reducir el impacto de las instalaciones sobre el medioambiente y aliviar el bolsillo del usuario. En este camino son clave la aerotermia, como nuevo sistema renovable de climatización, así como los gases refrigerantes ecológicos y la conectividad como palancas para optimizar la eficiencia.
Ahorro y protección medioambiental
Para quien todavía no la conozca, la aerotermia es una tecnología limpia, segura y renovable capaz de satisfacer las necesidades de climatización y ACS, generando una cuarta parte de las emisiones de CO2 que los sistemas eléctricos, en torno al 60% respecto a los basados en gasóleo y alrededor de un 40% menos que los que usan gas.
Si hablamos de consumo energético, los sistemas aerotérmicos funcionan solo con electricidad y pueden hibridarse con otras fuentes renovables, como la solar fotovoltaica, para que la poca electricidad que consuman provenga de los paneles y no de la red, minimizando todavía más el gasto.
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