Visitemos la casa que visitemos, siempre hay un televisor instalado en el salón. Se ha considerado desde siempre como el rey del entretenimiento, sobre todo cuando los teléfonos inteligentes todavía no habían caído en nuestras manos y Canal+, el primer canal de pago en España, estaba emergiendo, mostrándose como una ...
Visitemos la casa que visitemos, siempre hay un televisor instalado en el salón. Se ha considerado desde siempre como el rey del entretenimiento, sobre todo cuando los teléfonos inteligentes todavía no habían caído en nuestras manos y Canal+, el primer canal de pago en España, estaba emergiendo, mostrándose como una bocanada de aire fresco al catálogo mediático presente. Tampoco nos podemos olvidar del videoclub, aquel espacio de visita recurrente en el que poder adquirir bajo régimen de alquiler las películas que se habían estrenado en el cine tiempo atrás y poder visionarlas cómodamente en el sofá particular. Una vez que las plataformas de streaming han agrandado la oferta de contenido audiovisual existente y los usuarios de videojuegos eligen estas pantallas como primera opción para sus ratos de ocio, el interés por estos equipos va creciendo. Recientemente, se publicaban los datos del estudio `Hábitos de Consumo de Televisión´ llevado a cabo por LG, en el que se apuntaba que "tres de cada cuatro hogares cuentan con más de un televisor", ya que, si bien es cierto que el lugar principal para colocar este aparato sigue siendo el salón para la mayoría de las familias, también existen otros lugares dentro de la casa para situar las pantallas secundarias, como la habitación, la cocina u otra estancia destinada al entretenimiento dentro de la vivienda. De este modo, no todos los residentes tienen que estar viendo lo mismo, sino que cada uno puede decidir lo que quiere ver en cada momento. En lo que respecta a la manera de consumir el producto, otro de los resultados que refleja el informe es que en el salón se opta por la programación versátil: "86% televisión tradicional, 84% plataformas streaming y 67% gaming", mientras que en el dormitorio matrimonial y el de los hijos hay diferencias: los primeros se inclinan por los servicios de televisión bajo demanda y los segundos por jugar a videojuegos. En cambio, la cocina se reserva para la televisión de toda la vida, la que se está emitiendo en directo. Son muchos los padres que, cuando regalan un dispositivo electrónico a sus hijos e hijas, tienen miedo de lo que puedan estar reproduciendo o a qué espacios en la red están accediendo porque pueden ser poco acertados o recomendados para su grupo de edad. Con las pantallas puede replicarse este mismo compartimiento en las que ya son de por sí inteligentes o las que permiten la instalación de dispositivos como Chromecast para que lo sean. Es por eso que se habla de control parental, que no es otra cosa que restringir o bloquear aquellos contenidos que no son propios para el público infantil. De hecho, según expone el estudio anterior, un porcentaje alto de "los menores de 36 años han sustituido la programación convencional por plataformas en streaming" y, en relación a lo expuesto, "en 9 de cada 10 hogares con niños, los hijos utilizan este soporte para ver sus contenidos favoritos", por lo que sus progenitores se animan a hacer uso de las funciones de control parental o no dejar solos a sus pequeños cuando están viendo la televisión, medidas que son tomadas por el 57 y el 54% de los participantes en la muestra, respectivamente.
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