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ya anciano, nos narra la historia. No es el
primer niño prisionero que protagoniza
las historias de Ueda y, si no, baste re-
cordar al Ico del juego homónimo.
Pronto el chico (del que descono-
cemos su nombre) descubre una
serie de tatuajes sobre su cuerpo
que no tenía antes de su misterioso
secuestro, así como una vía de escape
para salir de su celda, una vía que lo
lleva a encontrarse con Trico, el animal
del que antes os he hablado, y que se
encuentra encadenado y herido, con
varias lanzas clavadas en su cuerpo.
Y, antes de continuar, dejadme que os
hable un pocomás sobre Trico. La especie
a la que pertenece (y cuyo nombre no es
mencionado) tiene fama de alimentarse
de personas. Además, la desconfianza del
animal hacia nosotros (humanos, al fin y
al cabo) es notoria.
No obstante -y ya volviendo al hilo argu-
mental del juego-, el niño opta por libe-
rarle, curar sus heridas y darle de comer,
lo que limará asperezas entre ambos y
será el punto de partida para la fuga que
da argumento al juego, así como donde
empiece un nexo de amistad que unirá
a los dos durante todo el desarrollo del
juego. A partir de este momento, se suce-
que él las imite. Otras veces cabalgaremos
sobre el lomo de Trico, incluso para resol-
ver alguno de los puzles que se nos pro-
ponen. Trico nos depara un secreto más,
un haz de luz que puede disparar por su
cola. Este será utilizado junto a un escudo
de espejo que el chico encontrará durante
su periplo de escape, para defenderse de
sus perseguidores.
En este mundo no estaremos solos; si
empezamos prisioneros es por la mano
de alguien, y tendremos guardias que nos
vigilan y que quieren volver a capturar-
nos. Así pues, el juego también incluye
elementos de persecución. Dichos guar-
dias son fácilmente reconocibles por sus
armaduras.
Si nos capturan, tendremos que liberarnos
en un tiempo determinado ya que, si no,
la partida finalizará y deberemos volver
a empezar. A veces, y además de huir de
los guardias, deberemos negociar direc-
tamente con ellos.
Durante todo el viaje, el narrador nos irá
guiando, pero a través de pistas, de forma
que deberemos ser nosotros, investigando
los diferentes lugares por los que pasamos
y sus elementos, quienes resolvamos
todos los misterios y pruebas a superar
para encontrar la libertad.
derán las pruebas que deberemos pasar
en nuestro camino para hallar la libertad,
en una acción que mezcla las plataformas
con la solución de puzles.
Para superarlas y lograr huir, necesitare-
mos combinar las habilidades y capaci-
dades de los dos protagonistas, de forma
que la pequeñez del niño nos ayudará a
colarnos entre los sitios más estrechos,
pero no podremos olvidarnos de Trico,
ya que si lo dejamos atrás, no podremos
superar los insalvables desniveles por los
que este gigante puede transitar.
En ocasiones, guiaremos las acciones del
animal mediante órdenes simples, como
la de saltar, avanzar, o golpear, o bien
deberemos atraer su atención como lo
hacemos con nuestro perro o nuestro gato:
lanzándole objetos o haciendo cosas para
Para resolver los
diversos puzles que
se nos presentan,
deberemos contar
obligatoriamente con el
concurso de Trico
