Electromarket_370

52 NT ELECTROMARKET análisis Los niños que interactúan con tecnología desde edades tempranas desarrollan con mayor rapidez habilidades como la navegación por interfaces, la resolución de problemas técnicos, la multitarea y, en algunos casos, incluso el pensamiento computacional (a través de herramientas como Scratch o Lego Mindstorms). En este sentido, “lo importante es que los niños no sean solo consumidores de tecnología, sino también creadores”, afirma Mario Villanueva, docente de robótica educativa, antes de añadir que “programar, diseñar y experimentar les da poder y estimula la creatividad”. Riesgos para la salud física y emocional Aun así, un uso excesivo de pantallas puede tener consecuencias negativas sobre la salud física y emocional. Los pediatras advierten sobre el aumento de problemas visuales (como la miopía), sedentarismo, clave no está en prohibir, sino en acompañar, enseñar y poner límites razonables. Los niños necesitan modelos y referentes para aprender a usar la tecnología de manera saludable, crítica y productiva. Las familias pueden establecer normas como: • No usar dispositivos durante las comidas o antes de dormir. • Compartir momentos tecnológicos en familia (jugar juntos, ver contenido educativo). • Hablar sobre lo que se ve o se hace en internet. • Establecer horarios y filtros de contenido según la edad. Asimismo, las escuelas deben promover la educación digital, que no solo enseñe a usar herramientas, sino también a reflexionar sobre su impacto, identificar fuentes confiables, proteger la privacidad y actuar con responsabilidad en el entorno online. Brecha digital: una desigualdad invisible No podemos hablar de tecnología sin mencionar la brecha digital. No todos los niños tienen el mismo acceso a internet, dispositivos o conocimientos tecnológicos. Esta desigualdad se hizo evidente durante la pandemia, cuando miles de estudiantes quedaron rezagados por no contar con medios para conectarse a la educación virtual. Cerrar esta brecha requiere políticas públicas que garanticen el acceso a infraestructura, capacitación docente y recursos educativos de calidad. Si la tecnología puede ser una herramienta para el desarrollo, debe estar al alcance de todos. Educar para un mundo digital La relación de los niños con la tecnología e internet es, como toda relación humana, ambigua y en construcción. Está llena de posibilidades, pero también de riesgos. Puede abrir puertas al conocimiento, la creatividad y la comunicación, o generar aislamiento, dependencia y desinformación. El desafío no es eliminar las pantallas de la vida infantil -algo ya prácticamente imposible-, sino educar en su uso consciente, equilibrado y crítico. Para lograrlo, es necesario el compromiso de familias, docentes, gobiernos y la sociedad en su conjunto. Como señala el pedagogo Seymour Papert: “No se trata de enseñar a los niños a usar la tecnología, sino de usar la tecnología para enseñarles a pensar”. Y, en ese proceso, todos tenemos algo que aprender. alteraciones del sueño y trastornos de ansiedad relacionados con el uso intensivo de dispositivos electrónicos. También preocupa la hiperestimulación: algunos expertos alertan que la exposición constante a imágenes rápidas, sonidos y recompensas inmediatas puede afectar la capacidad del cerebro para tolerar el aburrimiento, la espera y la frustración, habilidades fundamentales en el desarrollo emocional. Por ello, organizaciones como la OMS recomiendan limitar el uso de pantallas en menores de cinco años a menos de una hora diaria, y fomentar actividades físicas, lúdicas y sociales fuera del entorno digital. El papel de las familias y las escuelas Guía, no prohibición Ante este escenario complejo, el rol de los adultos es más importante que nunca. La

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